Europa ha emprendido un camino hacia la autonomía estratégica en áreas clave como la economía, la defensa y la tecnología, buscando reducir su dependencia de potencias como Estados Unidos. Este esfuerzo responde a un contexto global marcado por tensiones geopolíticas, avances tecnológicos acelerados y la necesidad de garantizar la resiliencia frente a crisis futuras.
En el ámbito económico, la Unión Europea (UE) trabaja para fortalecer su soberanía en sectores estratégicos, como la producción de semiconductores, la energía renovable y la industria farmacéutica. La pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania han evidenciado la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales, impulsando a Europa a priorizar la fabricación local y la diversificación de proveedores.
En defensa, la UE busca consolidar su capacidad de actuar de manera independiente, en un contexto donde la seguridad global enfrenta retos crecientes. La "Brújula Estratégica" es un ejemplo de los esfuerzos europeos por coordinar políticas de defensa y aumentar la inversión en capacidades militares propias, reduciendo la dependencia de Estados Unidos y fortaleciendo su papel dentro de la OTAN.
En tecnología, Europa aspira a liderar en innovación y desarrollo, promoviendo la investigación en inteligencia artificial, ciberseguridad y energías limpias. Iniciativas como Horizonte Europa y el Consejo Europeo de Innovación son fundamentales para fomentar la competitividad tecnológica y garantizar que la UE no quede rezagada frente a potencias como Estados Unidos y China.
Este camino hacia la autonomía no solo busca fortalecer la posición de Europa en el escenario global, sino también garantizar la estabilidad y el bienestar de sus ciudadanos en un mundo cada vez más interconectado y competitivo.
En el libro se presenta una encuesta una serie de tipologías y reflexiones finales.