En los once cuentos de Meditación madre una energía salvaje lleva a las protagonistas al filo del desborde y amenaza con destruirlo todo. El deseo se convierte en obsesión y la obsesión trae consigo la inminencia del desastre. Ana Montes demuestra en este libro que lo cotidiano y lo doméstico, contienen también un costado desolador.
"Melancólicas, alucinadas, maníacas o introspectivas, las mujeres de los cuentos de Ana Montes son todas nosotras, todas quienes nos sentimos mujeres. Como si una corriente eléctrica de pronto nos conectara con un sueño muy antiguo que nos abruma, nos conmueve y en el que nos vemos reconocidas" (Mercedes Halfon).
"Ana escribe como si estuviera pintando uno de sus cuadros: con extrema delicadeza y desparpajo. En esa convivencia de conceptos que parecería improbable, ocurre el destello. Es ahí donde lo radiante también puede ser un agujero negro" (Camila Fabbri).