Todo el tiempo, con maestría, densidad y competencia, el profesor Ricardo invita al lector o lectora a esta travesía, marcada por avances y retrocesos, en el proceso de construcción histórica de los derechos de las personas. La obra refleja su espíritu inquieto, crítico, ávido, desbravador, con el mérito del profundo conocimiento holístico e interdisciplinar, que hace dialogar al Derecho, la literatura, la historia, la filosofía y la poesía, en el impulso histórico destinado a la afirmación de derechos, de dignidad y de justicia. En cada página es celebrado el valor infinito del ser humano y de la lucha obstinada por la vida desbordante de pleno sentido. En el mismo sentido, creo, la defensa de los derechos humanos nos inspira al ejercicio cotidiano de "salvación de nuestras propias almas", traduciendo la acción creativa y transformadora de realidades, que tiene en el otro un ser merecedor de igual consideración y del más profundo respeto, dotado del derecho de ejercer las potencialidades humanas con autonomía y libertad. Y, como recuerda el profesor Ricardo, al citarla Mishná (Tratado Sanedrín 4:5): "Quien salva un alma, es como si salvase al mundo entero". Del prólogo de la Dra. Flávia Piovesan.