El acierto de Rubenski Pereira, en el poemario Coffee Shop Amsterdam, es renombrar y evocar lugares y cosas, el latido que los hace vivir. El poeta se impregna del fondo de lo observado, vibra con lo que lo hace distinto y extiende su esencia a una época o país. En el brillante ejercicio geo-poético de un referente real: sus ocho días en Ámsterdam.Un día más y entraremos al Coffee Shop Amsterdam, el sitio que da título al libro, donde las máscaras de las paredes sonríen y en vez de que miremos el exterior, ¿nos observan los retratos¿.A la memoria poética acuden, con el tiempo, versos que desafían: ¿El poeta crea cuando es destruidö. Es una cita con Paulus Potterstraat No.7: ¿en llamas frente a Vincent van Gogh¿.En este deambular del pasado al final, sabe todo de todo a todas horas: ¿los girasoles han sido pisados por la muerte¿. Uno despierta con este verso en la mente, continúa el día, aunque se sabe que de frente acude la muerte¿ Uno tiene algo de flor de viento, de girasol, de apariciones encarnadas en polen ¿como dijera María Baranda en El Jardín de los Encantamientos¿.