Si en todos los totalitarismos hacen acto de presencia las llamadas religio-nes políticas, la temática del mito permite considerarlas desde un ángulo distinto del propio de la teoría política, la filosofía política o la historia política de raíz filosófica. El mito resulta de complicada (o imposible) aprehensión desde la teoría, la filosofía o la historia. La consideración de las religiones políticas desde el mito reclama un añadido psicológico y cultural, no siempre armoniosamente valorado por quienes realizan su estudio desde una de las áreas específicas del saber político (teoría, filoso-fía, historia). Estas áreas, por su misma naturaleza, privilegian enfoques metodológicos que minusvaloran la consideración del mito, a partir, objetivamente, de su escasa o nula racionalidad y, como consecuencia de ello, de su difícil o imposible estudio superando los linderos de lo básicamente emocional.