¿Y si las formas actuales de nadar fueran sólo un paso en el proceso de adaptación del ser humano al medio acuático? ¿Y si fuera posible ir más rápido en inmersión que utilizando las cuatro brazadas oficiales de natación? Algunas especies animales, después de haber conquistado la tierra firme y mediante las oportunas alteraciones genéticas, han vuelto al agua. Esta odisea fue acompañada de una importante transformación en los mecanismos de propulsión: se abandonó la acción de las extremidades que tiraban y empujaban el agua en favor de ondulaciones de todo el cuerpo. El hombre tiene una capacidad de aprendizaje que lo distingue de la mayoría de los animales. La cultura es su marca. Nadar el delfín no es en absoluto natural para él; pero no es más difícil ni más artificial que la espalda, la braza, la mariposa o el crawl. Para ello, se utilizarán la teoría evolutiva, la teoría de los juegos y la observación científica de los acontecimientos de alto nivel. Más allá del alegato a favor de la aparición de una quinta brazada, es una reflexión antropológica sobre el carácter arbitrario del conocimiento de la natación, hábilmente mantenido por la institución deportiva.