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Luis Alberto Henríquez Hernández vio la luz primera el martes 4 de abril de 1978, en Las Palmas de Gran Canaria. Desde muy temprana edad, la lectura y la escritura le llamaron la atención, y estaban entre sus juegos favoritos. Un entretenimiento más, que, sin saberlo, provocaría un efecto mariposa al frisar la década de los cuarenta, cuando comenzaría su actividad literaria ya de forma más intensa.
Doctor en Veterinaria y profesor de Toxicología en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, este hombre de ciencia posee alma de tinta y verso, y en sus tubos de ensayo y probetas no solo destila soluciones químicas, también precipita letras.
En 2015 publicó Inocencia (en formato Kindle), un cuento corto de muertos vivientes para adultos, protagonizado por niños. En 2016, dos relatos suyos fueron incluidos en una antología titulada Por un puñado de zombis más. Y ese mismo año llegaron los reconocimientos: obtuvo el primer galardón del VII Premio de Relato Corto sobre vida universitaria y el segundo premio en el I Certamen de Relato Erótico de Las Palmas, entre otros. Su primera novela, El perturbado del verbo, llegó en 2017. Tres años después, en 2020, publicó su segunda obra: Ciberyo.
En 2021 vuelve a sumergir su pluma en esa redoma oscura y siniestra que usa a modo de tintero y nos sorprende con Paraguas rotos, una colección de veinte relatos escritos con nocturnidad y ensañamiento.
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