Desde hace relativamente pocos años se ha podido establecer que la fricción o presión sobre una zona del cuerpo que esté experimentado dolor provoca la liberación de endorfinas (las llamadas "hormonas de la felicidad") y que el alivio que eso provoca no es psicológico sino real ya que está basado en procesos físico-químicos. Los grandes médicos de la antigüedad, aun sin tener este conocimiento, emplearon el masaje en sus prácticas terapéuticas ya que sus antecesores daban fe de su efectividad. Hipócrates y Galeno en occidente enseñaron técnicas precisas de masaje para resolver diferentes problemas de salud y Avicena, en Persia, dejó por escrito sus investigaciones que incluían la aplicación de tratamientos occidentales y la de masajes o técnicas originadas en el continente asiático. Por su parte, los médicos de China, Japón e India desarrollaron sus propios métodos partiendo de concepciones de la realidad, del hombre y de su lugar en el universo completamente distintos a las ideas que sobre ello tenía en Europa y Medio Oriente. En la actualidad pueden hacerse varias clasificaciones de masajes.